Lo que llamamos la “bendición del sol”, o de cualquier otro fenómeno natural, es en realidad la bendición del Creador, no de la naturaleza. Es de hecho la misma que recitamos cuando vemos cualquiera de las maravillas extraordinarias y los eventos de la naturaleza que nos inspiran respeto y temor, como por ejemplo cuando vemos un relámpago o los extensos desiertos del mundo, o las grandes cadenas de montañas como la del Himalaya, etc. Las palabras de la bendición son:
“Bendito eres Tu, Dios, nuestro Dios, Amo del universo, que realiza la obra de la creación.”
בָּרוּךְ אַתָּה ה' אֱ-לֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, עוֹשֵׂה מַעֲשֵׂה בְּרֵאשִׁית
Baruj Atá Hashem, Elokeinu Melej haolam, osé maasé Bereshit
Por supuesto no hay una mención explícita del sol, porque este es otro evento natural.
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